Cada empresa debe elegir su camino, sin seguir la inercia.

Séneca decía “no hay viento favorable para quien no conoce su rumbo”.
Marquemos el rumbo. Aquí es donde más podemos aportar, repensando con su equipo su modelo de negocio (quién es, de dónde viene y hacia dónde va), con mente abierta, imaginando cómo seremos de mayores.

Un Plan Estratégico comienza con un análisis de la empresa desde un doble punto de vista:

• Interno, diagnosticando las fortalezas y debilidades en cada área (finanzas, operaciones, marketing, cartera de productos, recursos humanos, innovación, etc.).
• Externo, evaluando el entorno, la competencia, clientes y proveedores, modas, tendencias, etc.
• A partir de este análisis, y en función de los recursos disponibles, hay que definir una misión diferenciada y un posicionamiento a conseguir en los próximos años:
• Qué vamos a ofrecer al mercado y qué nos diferencia de la competencia.
• En qué mercados vamos a estar y cuáles serán los objetivos de venta.
• Quiénes son nuestros clientes objetivo.
• Cómo queremos que sea percibida nuestra marca.
• Etc.